No soy mucho de recomendar cosas. Creo que cada uno tiene que vivir la experiencia y saber si le gusta o no. Tampoco soy de recomendar a personas para trabajos, quien sabe si luego no te va a dejar en evidencia ante tu conocido. Por eso, ya os digo que me gusta más que cada uno se busque las soluciones. Sin embargo, hay cosas que sí son blancas, lo son. Y una de ellas es el último hotel en el que he estado en Barcelona.
Por circunstancias de trabajo tuve que alojarme en el Boria Barcelona, la verdad es que este hotel de cinco estrellas de la ciudad condal sí que me atrevo a recomendar porque nunca me va a fallar. Qué gozada. En primer lugar está muy bien situado. Está ubicado en pleno barrio de mercaderes medievales. Así que desde primera hora, cuando abres la ventana, puedes ver unas vistas espectaculares. A pocos metros tienes el barrio de El Born, con edificios tan relevantes como la iglesia de Santa María del Mar, el Museo Picasso, que para mí es una gozada, o el mercado de Santa Caterina. Además es una calle con muchas tiendas, así que compré un detalle a mi mujer, y ella quedó encantada, porque cada vez lleva peor estos viajes largos que hago por negocio.
Doy mucha importancia al trato, y la verdad es que en este hotel de cinco estrellas de Barcelona me sentí mejor que en casa, porque en la mía me toca hacerme a mí las cosas. En la habitación había flores frescas, secador de pelo, música, ducha, TV vía satélite, cuna bajo petición, teléfono directo y plancha. Todo y más. Y una cosa que yo agradecí bastante que fuera insonorizada. No es la primera vez que acudo a un hotel y tener que escuchar a los vecinos en todo su apogeo. Os puedo prometer que si te tienes que levantar a las 7 de la mañana, no es nada gracioso.
Este hotel dispone en total de 11 habitaciones, por lo que el trato es muy cercano. En mi caso opté por una habitación individual, cuidadosamente decorada, con muebles y complementos que combinan en perfecta armonía con pinturas contemporáneas que decoran sus paredes.
Grandes ‘pequeños’ detalles
Y luego están los pequeños detalles que hacen que tu estancia sea de 10. Por supuesto Internet y acceso WI-FI gratuito, que para mi trabajo, es esencial. Pero también aspectos tan necesarias como servicios de conserjería, recepción 24 horas, consigna, alquiler de coches, alquiler de bicicletas, que es la mejor forma para ver la ciudad, o peluquería bajo petición, aire acondicionado, áreas para fumadores, lavandería y tintorería. Y si ya quieres rematar la jugada pues tienes un servicio de masajes en la habitación, que a mí me dio la vida porque llegaba muy estresado por culpa de mi trabajo.
Por eso, este hotel me atrevo a recomendarlo. Yo solo he ido una vez, pero ahora que tengo que volver a Barcelona a la Feria de Esquí, no dudo en que volverá alojarme en él. Claro si hay habitaciones, porque otro de los aspectos por los que no me gusta recomendar, es que luego lo bueno lo sabemos todos.