De compras por el desguace

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Salvo que seas mecánico o mecánica o te apasione el mundo del motor, si tu coche se avería, solo te planteas dos opciones: llevarlo al taller o al desguace. Según lo que le suceda al vehículo, los años de antigüedad o el presupuesto, la decisión puede variar notablemente. Así como la necesidad que se tenga de disponer de un coche en la puerta, algo que puede influir en la decisión en gran medida. Sin embargo, en caso de avería, existen otras posibilidades. Cuando se trata de cambiar alguna pieza (o varias) para que el coche funcione como siempre, no es necesario ir al taller o adquirir piezas nuevas. Las piezas pueden comprarse en un desguace.

Esto no es una novedad ni algo que se acabe de estrenar. Los desguaces siempre han estado ahí, formando parte del universo automovilístico. Lo único es que no se le concede la importancia que merece, ni se utiliza tanto como debiera. Se trata de un poco de ignorancia y desconocimiento que, cada vez, es menor, lo que hace que la gente sea más proclive a ir al desguace. No solo cuando hay que deshacerse de un coche, también cuando es necesario encontrar piezas.

Como he leído en alguna ocasión, nuestro país está a la cabeza en donaciones de órganos para salvar vidas. Lo que nos llena de orgullo y satisfacción, como es lógico. Si en la antesala de la muerte, optamos por donar las piezas que pueden ayudar a otros, ¿por qué no hacer lo mismo con el coche? Ceder las piezas de un vehículo para reparar otro, es una de las mejores opciones. Recurrir a estos cementerios de coches para encontrar las piezas necesarias, es además, sostenible. Como nos dicen desde Mober, expertos en reparar motores para sustituir los estropeados, por menor coste que uno nuevo, los desguaces, proporcionan todo lo necesario para mantener un coche de edad, a punto.

Banco de elementos

Cuando, llegado el momento, toca deshacerse de los vehículos, alguien debe encargarse de separar el grano de la paja y coger las piezas y elementos en buen estado. Los encargados de tan laboriosa tarea son los Centros Autorizados para el Tratamiento de Vehículos (CATV), tradicionalmente conocidos como desguaces. En estas instalaciones lo que se hace es comprar coches siniestrados que proceden de aseguradoras o particulares y coches que se entregan en el concesionario y son descartados.

En estos enormes talleres, los trabajadores se ocupan de despiezar los vehículos hasta dejarlos en el chasis. Todos esos componentes se valoran y de ser recuperables, se ponen a la venta. Lo que no resulta útil, pasa directamente al matadero de elementos: la prensa hidráulica se encarga de hacer un puré que, posteriormente se fundirá. Gracias a los nuevos materiales y los procesos más modernos de recuperación, resulta que contamos con vehículos que son un noventa y seis por cien reciclables. Ahí es nada. Esto es así desde hace una década y, nosotros sin saberlo.

A esto podemos añadir que desde hace tiempo, este tipo de negocios se encuentran en un momento inestable: el auge a consecuencia de la incertidumbre. Por un lado sus niveles de venta han sido multiplicados, aunque por otro, los ingresos en materia prima para vender, se han visto reducidos. Hace unos años, arropados por planes tipo “Prever”, “Renove”, o “2000E”, sus stocks aumentaban con coches viejos pero aprovechables. En la actualidad, los vehículos se estiran por años y años, llegando a superar la veintena, por lo que las existencias se resienten.

Sin embargo, los desguaces son un lugar ideal para encontrar repuestos y ahorrar en el presupuesto, si nos toca hacer alguna reparación al coche que requiera sustituir piezas. Aunque a muchos les suene a caos, la imagen mental que se tiene de los desguaces, se encuentra muy alejada de la realidad. No se trata de lugares caóticos en los que se hacinan coches hechos trizas. De hecho, los principales y más reputados desguaces, cuentan con páginas web en las que se facilita mucho la tarea de buscar recambios. Tanto es así que cuentan con venta online.

Teniendo en cuenta que podemos encontrar un supermercado de piezas de coche, en donde es posible encontrar prácticamente cualquier elemento para reparar un vehículo, deberíamos plantearnos conocer más a fondo aspectos sobre la mecánica del mundo del motor. Las piezas que se rescatan en estos centros de tratamiento de coches, pueden suponer un buen ahorro a la hora de reparar el coche. Además, son muchos los talleres que recurren a estos lugares para encontrar los recambios adecuados. De tal manera que consiguen abaratar los costes de la reparación a los dueños. Eso sí, en cualquier caso, se le propone al propietario del vehículo la alternativa para que decida.

No obstante, tanto si se ocupa el taller, como si prefieres adentrarte en un cementerio del motor para hacer tus alardes en mecánica, conviene tener en cuenta algunos aspectos. Para que no nos den gato por liebre.

Apuntes sobre los desguaces y como comprar en ellos

Según los entendidos en la materia, es decir, los mecánicos, a la hora de acudir a un desguace, hay que tener presente algunas cuestiones. Por ejemplo, debemos saber que existen desguaces que funcionan al margen de la ley. Se trata de desguaces pequeños, familiares y que tratan con mecánicos de confianza, no tienen regularizada su situación y carecen de la autorización necesaria. Comprar en estos negocios puede suponer un problema en el caso de que haya que reclamar.

Por otro lado, los recambios que se compran en un desguace, salvo el caso anterior, ofrecen garantía. Están garantizados aunque la duración de la misma, es variable en función del desguace, la pieza y la antigüedad. Pudiendo ser de un mes hasta un año. De todos modos, cuando una pieza da problemas, deben devolver el dinero, cambiar el producto o dar un vale para canjearlo cuando dispongan del artículo.

Conviene tener claro el coste real de la pieza en la red oficial y los proveedores auxiliares. Parece algo muy evidente pero se dan casos en los que se compran piezas en un desguace por x euros y resulta que nuevo, aunque de otra marca, vale menos. Hay que asumir, no obstante, que nos encontramos en un sector de mercado libre, en el que los precios oscilan en función de su propio criterio.

Por último, hay que conocer la calidad de las piezas de recambio que ofrecen en el desguace. Mientras que hace unos años era muy factible encontrar cosas funcionales a buen precio, ahora la mayoría de piezas, proceden de vehículos accidentados, lo que conlleva un mayor deterioro de los componentes. Sin embargo, la mayoría de desguaces serios no se complican la vida y descartan las piezas que no presentan garantías.

Puesto que ir al desguace es algo que se hace, inicialmente, para ahorrar, veamos en que piezas se nota más este menor costo. En pequeños componentes de la carrocería, luces, accesorios mecánicos o elementos de interior, el ahorro suele ser bastante considerable. No únicamente porque este tipo de piezas salen baratas, además, la mano de obra en el taller, cuando las monten, será mínima, en caso de que no lo hagas por ti mismo, en cuyo caso, el ahorro, será mayor.

A modo de ejemplo, pondremos un catalizador para una berlina. Este cambio cuesta unos cuatrocientos euros más la mano de obra que ronda los sesenta euros por hora, en el servicio oficial. En un desguace, la misma pieza cuesta unos noventa euros, instalarla en un taller de barrio, treinta euros la hora. No hay que ser un lince para ver la diferencia…

En el caso de buscar otro tipo de elementos de mayor complejidad como puede ser un motor, el asunto se puede complicar. Nada que no se solucione buscando y comparando. Puede darse la circunstancia de que por querer economizar, adquieras una pieza que, a la hora de montar, lleve más trabajo del debido. En tal caso, lo que se ahorra en la pieza, se gasta en la mano de obra. Para evitar estos problemas, hay que buscar bien.

Por lo tanto, a la hora de acudir al desguace para comprar piezas necesarias para reparar un vehículo, salvo que seas un profesional o entiendas bastante, compra cosas pequeñas y sencillas que no comprometan al coche ni al bolsillo. Ir cambiando las piezas a medida que se van rompiendo, es preferible a lanzarse a comprar un conjunto completo que puede terminar por perjudicar al coche.

De cualquier modo, ya tenemos más claro lo que es un desguace y las posibilidades que ofrece. A más de uno le sonará o lo conocerá perfectamente esta alternativa. Pero lo más probable es que la mayoría, como ya decíamos al principio de este post, no se haya planteado nunca esta posibilidad. Sin embargo, adentrarse en uno de estos desguaces con tanto nombre, puede convertirse en toda una aventura. Resulta impensable e inimaginable lo que es posible encontrarse por esos grandes descampados. Vehículos de todo tipo, piezas de toda época y un sinfín de kilómetros por recorrer, en busca de la pieza adecuada. Por suerte, como también adelantamos, disponen de página web y venta online, para facilitar la tarea.

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