La ilusión de mi vida era tener un chalet. Lo tenía bien claro desde que era un crío. Como es lógico no es nada fácil. Era muy gracioso verme con 18 años decir que yo lo que quería era un chalet. Mis amigos optaban por coches de lujo o incluso por estar viajando durante muchos años. Mi única obsesión era vivir en un chalet. Cuando me eché novia ya se lo decía, y ella me respondía “pues mucho vas a tener que trabajar tú”. Pues no sé si habré trabajado mucho o no, el caso es que unos años después he logrado mi sueño.
Tras mucho mirar por Internet y recorrer muchas inmobiliarias, un día encontré Fresno Inmobiliaria, y como ocurrió con mi pareja, fue un flechazo a primera vista. Nada más que entré, supieron a por lo que iba. Miramos unos cuantos chalets, pero en cuanto vi uno de Buitrago del Lozoya, un municipio de la comunidad de Madrid, situado en el valle del Lozoya a los pies de Somosierra, en plena sierra de Guadarrama, lo tuve muy claro.
“No quiero mirar más”, la dije a la chica. Y es que la casa era una gozada. Era 280 metros cuadrados construidos sobre una amplia parcela de unos 879m2. Tiene un espacioso jardín, con riego automático, piscina climatizada con placas solares y barbacoa de obra, que es la envidia de todos mis amigos. Cuenta con un pozo conectado a motor de abducción conmutable con agua del Canal de Isabel II ,sí, el famoso canal que ha costado cabezas en el PP madrileño.
Así es
Tengo seis dormitorios, tres baños completos y un aseo, dos salones con chimenea, cocina con despensa y zona de office con salida a la terraza trasera. Todo ello muy luminoso con grandes ventanales tanto en los salones como en los dormitorios. Una gozada de casa. Además tengo calefacción central con un moderno sistema de chimenea de leña con backup de gasóleo. Y cuenta con placas solares para el agua caliente sanitaria a través de energía solar, por lo que no contamino nada.
El chalet cuenta con un edificio anexo destinado a bodega con chimenea sobre el cual existe una bonita terraza- merendero con acceso al jardín. Ya te puedes imaginar las fiestas que me montó allí con mis colegas. Y ahora que viene el verano, aún más. Si te estás interesado en saber cuánto pagué por ella, no tengo ningún problema en decírtelo. Pues fuero menos de 360.000 euros, una cifra importante, pero muy barata para lo feliz que me hace vivir en ella y poder estar allí. Aquí puedo estar con mi familia disfrutando de cada uno de sus rincones. La verdad es que el esfuerzo mereció la pena, solo con sentir la tranquilidad que el alrededor desprende.
Convivir con la naturaleza
Y la opción no solo me gustó por todo esto que te he contado, también porque la zona es un paraíso. Sus paisajes y su naturaleza son únicos. Es el único pueblo de toda la comunidad de Madrid que a día de hoy aún conserva su magnífica Muralla Medieval, de la cual me gusta disfrutar en días en los que tengo más estrés en el trabajo.
Creo que yo soy un ejemplo de que los sueños se cumplen. Solo es cuestión de creer en ello, pero currárselo, y por supuesto, saber buscar.