Hay que reconocer que hay gente que tiene muy mal gusto para vestir y da lo mismo el dinero que tenga. Por ejemplo ¿habéis visto a Antonia dell´ate en alguna de sus últimas apariciones? Hace poco la vi llevando un abrigo que parecía hecho con pieles de gato, horrible. Y si no cuando se pone un turbante en la cabeza y se cree la Diva del lugar. Una amiga de mi madre, que tiene muchísimo dinero, también es la cosa más hortera para vestir que me he echado a la cara. Es la típica que se compra todo de marcas carísimas y luego mezcla el chándal de addidas con los tacones de Ralph Lauren… a lo choni total.
Pero, como ya decía, el dinero no te hace más estilosa, ni mucho menos. Puede que te ayude a vestir mejor si ya tienes buen gusto pero, como el gusto sea malo, mejor olvídate de mejorar. Y yo, me confieso, soy una de esas personas que no sabe vestir o que, dicho de otro modo, ve conjuntos estupendos donde otros ven el horror personificado.
No sé si os acordáis de una época en la que se llevaban mucho las faldas largas y las camisolas anchas, pero no juntas claro está. Pues bien, yo me compré un conjunto “estupendo” en el que llevaba una falda larguísima (casi mi la pisaba) con mucho vuelo y mucha caída, ancha a más no poder (parecía una mesa camilla) con una camisa tres tallas más grandes que la que debía usar, con un estampado floral que yo veía súper divertido y que los demás odiaban en cuanto lo veían. Yo pensaba que iba muy “cool”, muy cómoda y casual, y ahora que veo las fotos con esa ropa un par de años después me doy cuenta de que parecía un saco de patatas con todo tan ancho y tan lacio, sin gracia.
Una Personal Shopper
Lo bueno es que ahora al menos soy consciente de que a veces veo cosas que creo maravillosas y que puede que no lo sean tanto. A veces me pongo ropa que llevo orgullosísima por la calle, con la cabeza bien alta cuando me miran, y pienso: “les gusto”, pero en realidad me miran porque alucinan pepinillos con el atuendo que llevo. Así que desde hace un año, más o menos, recurro a los servicios de una personal shopper. Marta San Miguel es mi personal shopper y ha conseguido que mi armario sea digno de ver: con básicos (como los llama ella), prendas de vestir, elegantes, más cómodas, complementos, etc.
Con ella he aprendido una cosa, “menos es más”. Por ejemplo: si quieres llevar un collar de esos enormes que se llevan ahora ponte unos vaqueros lisos y una camiseta básica y, como mucho, combina el collar con una pulsera a juego y unos buenos tacones. O, si te apetece ponerte una falda estampada muy florida, opta por algo liso arriba y muy plano, que no llame la atención. Si vas a ir plana no intentes llevar un look muy elegante, opta por algo más casual y diario, y si ese día necesitas llevar zapatillas ni se ocurra pensar en lucir esos pendientes tan bonitos que te compraste la semana pasada: es como llevar rallas y cuadros juntos, horrible.
Si no puedes costearte un personal shopper pídele a esa amiga que vista tan bien que te acompañe, o léete los artículos sobre moda que hay internet, que son miles, cientos. En mi opinión este artículo es uno de los mejores que he encontrado: échale un vistazo aquí y viste guapa!!!