Alguna vez hemos soñado con hacer el viaje de nuestra vida y no precisamente dentro de España o cerca de nuestro país. No son pocas las personas que sueñan con un crucero por el Caribe, instalarse durante unas semanas en un paraíso de esta zona del mundo o dar, directamente, una vuelta al mundo. Es evidente que muchas de estas experiencias son solo sueños para muchos y muchas, pero, si se tiene dinero, siempre existe la posibilidad de que eso se convierta en una realidad. Muchas personas suelen decir que pueden morir tranquilas mientras hayan podido vivir una experiencia de este estilo y es lógico comprenderlo.
Para muchas de las personas de este país, la posibilidad de hacer realidad eso es algo asumible debido a cuestiones económicas. Los altos cargos de las grandes empresas o las personas que disponen de una herencia cuantiosa tienen la opción de disfrutar de uno de estos viajes y de hacerlo además con todo tipo de lujos. Desde luego, está claro que, quien puede, aprovecha para hacer el viaje de su vida muy lejos de nuestras fronteras. Por desgracia, no todo el mundo opta a ello.
Pero, como la ilusión es lo último que se pierde, las personas que por ahora no tienen el dinero para hacer uno de estos viajes y a los que el salario nos le da para plantearse siquiera esta posibilidad deciden probar una vía para ganar dinero que les pueda dar opción al cumplimiento de este sueño. Esa vía no es otra que la de la lotería, una cuestión a través de la cual muchas de las personas de este país han podido tener acceso, por fin, al mercado del lujo que anteriormente era prohibitivo para ellos.
Un artículo publicado en la agencia de noticias Europa Press informaba de que casi el 76% de los españoles, 3 de cada 4, compraba Lotería de Navidad, lo cual arrojaba un balance de 24 millones de personas dentro de España. Todas esas personas, que no tienen acceso a ese mercado del lujo del que hablamos, buscan en un décimo la posibilidad de cambiar su vida para siempre y empezar a cumplir, uno por uno, todos sus sueños. Son muchas las personas que lo han conseguido a través de este medio.
La lotería se ha convertido en el billete de acceso al mercado del lujo en España. En una sociedad en la que es cada vez más difícil progresar de manera profesional y por tanto ver aumentados nuestros emolumentos en el trabajo, la lotería se ha erigido como la principal baza para mejorar económicamente nuestra situación. Los profesionales de Lotería Dulcinea de Oro, una administración de Ciudad Real, nos han comentado que esas son las sensaciones que empujan a la gente, a día de hoy, a apostar por la lotería como principal medio de progresión social y como garante de ver hecho realidad el sueño de nuestra vida, que en la mayoría de ocasiones suele ser un viaje.
El azar gusta en España
No cabe duda de que el azar y todos los juegos que se nutren de él tienen un especial interés dentro de España. Una noticia que fue publicada por el diario ABC en junio de 2017 informaba de que el 82% de los españoles había jugado a algún juego de azar durante el año anterior, algo que pone de manifiesto la tremenda importancia de todo este sector en nuestro país y que, desde luego, sienta las bases de un futuro en el que el azar va a seguir formando parte activa de nuestras vidas.
El mercado del lujo está repleto de personas que, en algún momento de su vida, no tuvieron la capacidad de entrar en él y que vieron en la lotería un medio idóneo para hacerlo. Los ejemplos son muchos y esos son precisamente los argumentos que tenemos que tener en cuenta a la hora de ir a nuestra administración a adquirir uno de los que puede ser nuestro pasaporte para una vida completamente nueva y en la que todos nuestros sueños puedan ser cumplidos.
Lo primero que suele hacer la gente cuando gana algo de dinero en la lotería es ir de viaje donde nunca creyó que pudiera estar. Es algo que se repite muchas veces y que es evidente que cumple con una función de despertar la felicidad entre la gente, sobre todo porque no suele ser un viaje al uso. Se trata, en cambio, de un viaje cargado de lujo y en el que, por regla general, no nos privamos de absolutamente nada. Y bien que hacemos.