¿Cuántas veces hemos pasado por el litoral de Benidorm y alguien ha hecho el comentario típico de “La ciudad de los rascacielos española” o alguno parecido? Sin embargo para unos esos cambios en el dibujo del litoral son tan dignos de alabar como para otros son como manchas que afean dicho dibujo.
Además, muy pocas son las empresas que se dedican al cuidado de estos edificios y la sociedad no conoce los gastos que conllevan. En Altur son especialistas en trabajos de altura en Alicante y han de llevar a cabo la limpieza o rehabilitación así como la seguridad de estos trabajos que tanto peligro comportan. Pero no hace falta irse hasta Benidorm para hablar de rascacielos en esta provincia porque en Alicante capital Altur ya tiene trabajo más que suficiente.
¿Quién no conoce el Gran Sol o el Riscal? Pero, ¿y si hablamos de algunos menos conocidos? En Alicante no se puede construir edificios de más de 10 plantas desde hace más de 20 años pero, aun así, contamos con un gran abanico de rascacielos como la Torre Vistamar, en la Albufera, que todos conocemos como aquel que tiene forma de barco a pesar de que realmente tiene más forma de ojo humano visto desde arriba. Y, tal vez, si hablo del edificio Benacantil no todos sepan a qué me refiero pero es el también conocido como edificio de los Representantes y así sí que lo reconoce casi toda la población alicantina.
No podemos olvidar tampoco a “La Colmena” de J.A. Jordà, cuyo nombre original era “La cooperativa de Hostelería Felipe Arche” donde destacan la gran cantidad de escaleras y ascensores que tiene el edificio y donde no es difícil perderse si no sabes exactamente a la puerta que vas, sepas o no el número o el piso.
En pleno centro, en el parque Canalejas, podemos ver también otro rascacielos conocido por todo alicantino, obra de Juan Antonio García Solera. Para el que no lo sitúe podemos recordar que en los bajos se encuentra el Aula de Cultura de la actual Sabadell-Cam, donde se puede ver un gran mural de hormigón y cerámica vidriada de Miguel Losan.
Y es que estos edificios no dejan indiferente a nadie. Puedes amarlos arquitectónicamente hablando o simplemente reconocerles su técnica constructiva, puedes pensar que gracias a estos edificios, en tan pocos metros cuadrados, son capaces de crear cientos de viviendas, oficinas o estudios, o puedes odiarlos por cómo emergen de entre la línea horizontal que conforman el resto de edificios de la ciudad pero lo que no puedes hacer es pasar por delante de ellos y obviar su existencia.