Siempre he tenido un sueño que sé de sobra que no estaba a mi alcance: tener una casa de campo con todo lujo de comodidades. Tal vez no sea un sueño muy ambicioso pero para mí era el mejor sueño de todos, y es que nacer en una familia acomodada que no quiere pisar el campo por si se ensucian te obliga a ser uno como ellos o la oveja negra de la familia, y yo preferí ser la oveja. Me encanta lo rústico, la tranquilidad, respirar aire puro y el silencio del campo. Por el contrario, aunque puedo soportarlo, prefiero no estar demasiado cerca del centro de las urbes porque tanto trasiego de gente, tanto estrés y tanto tráfico causan en mi un efecto bastante negativo.
Cuanto tuve oportunidad de hacerlo, sin la ayuda económica de mis padres, me compré un pisito de dos habitaciones en una pequeña urbanización a las afueras de Sevilla. Sí, soy andaluza, y estoy cansada de que me llamen “la hija del señorito”. “Señor” era mi abuelo, “señorito” mi padre y yo soy la hija de… más que nada porque a mí lo de “señorita” no me pega nada. Así, mi sueño de la casita en el campo tuvo que esperar.
Ahora no es que esté mucho más boyante, y como jamás le he pedido un duro a mi familia no voy a empezar a hacerlo ahora, pero se me presentó una oportunidad que no podía desdeñar y por eso ahora mismo estoy inmersa en una especie de reforma interminable que parece no tener fin.
Reformar es la solución
El precio de una vivienda como la que yo quiero tener ronda, según la zona, los 200 o 250.000 euros como mínimo, y eso si la parcela o el terreno de la propiedad no es demasiado grande porque como haya sido huerto o algo similar con anterioridad el precio subirá considerablemente. Personalmente conseguir esos 250.000 euros está fuera de mi alcance, a no ser que coja un segundo trabajo y deje de comer, algo que no pienso hacer, así que la única opción que me quedaba era la de comprar algo antiguo y reformarlo, a lo “La casa de mis sueños” de los hermanos Scott.
El ahorro que me ha augurado mi contratista es de unos 100.000 euros, es decir, que tendré mi preciosa vivienda en el campo pode 150.000 que, aunque sigue siendo un buen dinero, es más asequible a mi bolsillo.
Quiero que todo sea rústico y que nada destaque por ser demasiado moderno, al menos no en la decoración porque a nivel de electrodomésticos quiero lo mejor de lo mejor, y eso incluye una televisión de pantalla plana de 50 pulgadas. Por ello, mi contratista, ha decidido comprar prácticamente la totalidad de los materiales en Rurticorum: losa de piedra natural, baldosas antiguas para la cocina, ladrillo rustico para un mural en el salón, mampostería de piedra para la fachada, etc. Ya me han avisado de que utilizando otro tipo de materiales me podría salir todo algo más económico pero es la casa de mis sueños, así que no pienso renunciar a nada.
Como quiero que todo sea más bien ecológico voy a instalar una chimenea-estufa de pellets para caldear toda la vivienda en invierno, me la van a instalar los de Pellets del sur y, por supuesto, pienso tener una piscina en el jardín. No necesito una enorme, para mí y mi futura familia con una pequeñita estará bien. Me han recomendado Poliéster Eurosur.
Ahora lo más traumático es que para pagar la vivienda y el inicio de las obras he tenido que vender mi pisito a las afueras y me he quedado en la calle. Conclusión, he vuelto a casa de mis padres en pleno centro sevillano hasta que acaben las obras de mi nueva casa de campo y me han dicho que eso será, como mínimo, dos meses, así que entre mi madre, el ruido, la gente, no poder aparcar y mi antigua habitación (que odio) estoy en un estado de estrés impresionante. No os lo recomendaría nunca, ahora bien, creo que el resultado merecerá la pena.